Feliz cumpleaños a Yuval Noah Harari

El Mundo Después del Coronavirus

«Las decisiones que tomen los gobiernos y pueblos en las próximas semanas probablemente darán forma al mundo que tendremos en los próximos años. No solo formatearán nuestros sistemas de salud, sino también nuestra economía, la política y la cultura; debemos actuar con presteza y decisión»

Yuval Noah Harari

«Muchas medidas de emergencia a corto plazo se convertirán en un elemento vital. Esa es la naturaleza de las emergencias. Los procesos históricos avanzan rápidamente. Las decisiones que en tiempos normales podrían llevar años de deliberación se aprueban en cuestión de horas. Se comienzan a usar tecnologías inmaduras e incluso peligrosas, porque los riesgos de no hacer nada son mayores. Países enteros sirven como conejillos de indias en experimentos sociales a gran escala. ¿Qué sucede cuando todos trabajan desde casa y se comunican solo a distancia? ¿Qué sucede cuando escuelas y universidades enteras funcionan online? En tiempos normales, los gobiernos, las empresas y las juntas educativas nunca aceptarían realizar tales experimentos. Pero estos no son tiempos normales»

«En este momento de crisis, enfrentamos dos opciones particularmente importantes: el primero es entre la vigilancia totalitaria y el empoderamiento ciudadano. El segundo, es entre el aislamiento nacionalista y la solidaridad global»

«En su batalla contra la epidemia de coronavirus, varios gobiernos han empleado nuevas herramientas de vigilancia. El caso más notable es China. Al monitorear de cerca los smartphones de la gente, haciendo uso de cientos de millones de cámaras con reconocimiento facial, y obligando a las personas a reportar su temperatura corporal y condición médica, las autoridades médicas no solo pueden identificar sospechosos de haberse contagiado de coronavirus, también rastrear sus movimientos e identificar a cualquiera con quien estuvieron en contacto. Un gran rango de aplicaciones móviles advierten a los ciudadanos de la proximidad a pacientes infectados»

«Este tipo de tecnología no está limitado al este de Asia. El primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, recientemente autorizó a la Agencia de Seguridad Israelí para usar tecnología de vigilancia -normalmente reservada para combatir terroristas- para rastrear pacientes con coronavirus. Cuando los miembros del parlamento se rehusaron, Netanyahu aplicó un ‘decreto de emergencia'»

«Tal vez argumentes que no hay nada nuevo en esto. En años recientes tanto gobiernos como corporaciones han usado tecnología aún más sofisticada para rastrear, monitorear y manipular personas. Pero si no somos cuidadosos, la epidemia tal vez marque una importante mancha en la historia de la vigilancia. No solo porque puede normalizar el uso de herramientas de vigilancia masiva en países que hasta ahora la han rechazado, también porque significa una transición dramática de vigilancia de ‘sobre la piel’ a ‘bajo la piel’

«En los últimos años, políticos irresponsables socavaron deliberadamente la confianza en la ciencia, las autoridades y los medios. Ahora esos mismos politicos podrían tentarse de tomar el camino más expeditivo hacia el autoritarismo, con el argumento de que no se puede confiar en que el público haga lo correcto»

«El monitoreo central y los castigos duros no son los únicos métodos para lograr que la gente cumpla con lineamientos en su beneficio. Cuando a la gente se le dicen datos científicos, y cuando las personas confían en las autoridades públicas que les digan esos datos, los ciudadanos pueden hacer lo correcto sin un ente vigilante que vea sobre sus hombros. Una población bien informada y auto-motivada, usualmente es más poderosa y efectiva que un pueblo ignorante vigilado por la policía».

«Tanto la epidemia en sí misma como la crisis económica resultante son problemas globales. Ambas se pueden resolver efectivamente mediante la cooperación global»

«Primero, para vencer al virus tenemos que compartir información globalmente. Esa es la mayor ventaja de los humanos por sobre los virus. Un virus en China no puede intercambiar ideas con un virus en Estados Unidos sobre cómo infectar humanos. Pero China le puede enseñar a Estados Unidos muchas lecciones valiosas sobre el coronavirus y cómo lidiar con él»

«También necesitamos un esfuerzo global por producir y distribuir equipamiento médico, sobre todo probando kits y máquinas respiratorias. En vez de que cada país intente hacerlo localmente y acaparando todo lo que puedan, un esfuerzo coordinado podría acelerar la producción y hacer equipos que salven vidas que sean distribuidos de forma más justa. Tal como los países nacionalizan industrias clave durante la guerra, la guerra humana contra el coronavirus puede requerir que nosotros ‘humanicemos’ las líneas cruciales de producción»

«Dada la naturaleza de la economía y las cadenas de suministro, si cada gobierno intenta lo propio en completa indiferencia con los demás, el resultado será el caos y una crisis profunda. Necesitamos un plan global de acción, y lo necesitamos rápido»

«La humanidad necesita elegir una opción. ¿Viajaremos por la ruta de la desunión, o adoptaremos el camino de la solidaridad global? Si elegimos la desunión, no solo prolongará la crisis, sino que probablemente resultará en catástrofes aún peores en el futuro. Si elegimos solidaridad global, será una victoria no solo contra el coronavirus, también contra futuras epidemias y crisis que tal vez asalten a la humanidad en el siglo XXI»

Publicado originalmente en The Financial Times 🔗

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Novartis le pone precio a la vida humana

Disminuir el costo de producción de un medicamento contra el cáncer, no influye en el precio final del mismo; su costo tiene que ver con el tiempo de vida que obtiene el paciente con cáncer.


El acceso a la medicina depende de la cantidad de dinero que una persona esté dispuesta a pagar, aún así no hay seguridad de que el tratamiento experimental contra el cáncer funcione. Pueden haber efectos secundarios, cómo daños graves a los riñones; las células modificadas para combatir cánceres raros y agresivos, también matan.

Novartis, compró un tratamiento experimental a la Universidad de Pensilvania. Fueron los contribuyentes estadounidenses quienes financiaron la investigación desde 1992.

La industria de la salud no es transparente.

Medio millón de dólares cuesta el tratamiento experimental KYMRIAH, un precio que pocos pueden pagar.